El premio Nóbel José Echegaray (1832-1916) estrenaba en Madrid uno de sus dramones tremendos al que asistía como público Ramón del Valle-Inclán, con la sana intención de reventar el estreno.
En una de las escenas del drama uno de los actores, para describir a una mujer, dice: "tiene usted nervios de acero bajo una piel de seda"´; momento en el que Valle-Inclán se pone en pie y grita:
- ¡Eso no es una mujer! ¡Eso es un paraguas!
Gran escándalo. El público grita, patea o vitorea según sus preferencias. El vecino de butaca de Valle-Inclán le afea su conducta:
- ¿Y quién es usted, si puede saberse? -pregunta el escritor gallego.
- ¡Don José Echegaray es mi padre, señor mío!
- ¿Está usted seguro de eso?
A Valle-Inclán lo echaron a gorrazos del teatro. Un tratamiento nada sorprendente para un escritor, Valle-Inclán, que perdió el brazo en una reyerta de bar y a quien Pedro Muñoz Seca dijo una vez con tono paternal:
- Ay, don Ramón, no se esfuerze, que por más que se ordeñe usted la barba no le va a salir toda la mala leche que lleva dentro.
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