miércoles, 3 de marzo de 2010

...Y BENDITO EL FRUTO DE TU CARTERA MINISTERIAL



Los diputados de antes sí que los tenían bien puestos, no como los de ahora, que agarran el coche oficial hasta para ir a comprar el pan. Durante el reinado de Alfonso XIII los políticos que optaban a un asiento en el hemiciclo se curraban cada voto viajando de pueblo en pueblo. Don Ángel Ossorio y Gallardo (1873-1946), que fue ministro de Fomento durante el gobierno de Antonio Maura, cuenta en sus memorias como tuvo que acudir a un pueblo sito en lo más profundo de la profunda castilla, de nombre alucinante e impronunciable.

Los entrañables paletos alfonsinos no estaban acostumbrados a recibir a tan ilustres visitantes, y lo único con lo que contaban para engalanar el pueblo eran los adornos de la fiesta dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen, que celebraban cada año por todo lo alto. A pesar de ello, los aldeanos se pusieron su mejor boina y maquearon el pueblo de arriba a abajo para recibir al ministro visitante.

Ossorio y Gallardo relata como al llegar a dicho pueblo le salió al paso un grupo de hombres y mujeres de punta en blanco, que lo recibían bajo un enorme cartel en el que podía leerse:

¡BENDITA SEA TU PUREZA!

Por lo menos no se les ocurrió rezarle un rosario.

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